5/02/2009

MARCHA INDIGENA EN CALI



Querida amiga, tomando en cuenta nuestro interes matutino por la historia, y los importantes acontecimientos sociales presentes en nuestra cotidianidad, quiero relatarte los hechos ocurridos el día 26 de Octubre en la manifestación de los indigenas del Cauca por toda la avenida quinta.


Llegue a la quinta con quinta a eso de las 10 de la mañana como había dispuesto encontrarme con mis otros compañeros de trabajo, al llegar vislumbre de lejos a Jose que se encontraba sobre un muro con una mirada perdida, al bajarme del bus, me dispusé a comprar un cigarro que fume rápidamente antes del encuentro con mi compañero. En ese preciso instante jose alzó su mano como en intención de saludo, a los pocos segundos de reunidos, hablamos un poco sobre los últimos sucesos en la ciudad, y del motivo de la ausencia extraña de los automoviles en aquella mañana dominguera. Al cabo este me aclaró que dentro de poco pasarían los indigenas por la quinta para la reunión a las 4 de la tarde con el Señor Presidente de la Republica. Aclarado el suceso, discutimos de antemano nuestro trabajo del día, el cronograma y orden sucesivo de las escenas a grabar y por supuesto compartimos el desconcierto de que nuestros otros compañeros no hubiesen llegado puntuales a la cita del domingo. Al cabo de algunos minutos, entre nuestras conversaciones y la fumada distante de mi cigarro, empezamos a vislumbrar a lo lejos la manada de gente que se venía a cuestas por la avenida. Escuchamos a lo lejos sus voces vacilantes y como hormigas se precipitaban lentamente hacía nosotros, mirabamos excentos el suceso que se rebelaba por casualidad ante nuestros ojos.


Acercandose cada vez mas a nuestra ubicación, ya podía ver la símilitud y paradojicamente distición entre su raza y la mía. Poseedores de los conocimientos ancestrales, estos guerreros atravezaban nuestra ciudad con pasos firmes, miradas al frente vociferando justicia! igualdad! reclamando sus derechos camiaban unidos por un mismo rumbo, (la misma busqueda que ancestralmente los había unido através de la sangre y el derramamiento de la misma eentre la tierra) a pesar del cansacio que se veía a través de sus rostros y del fuerte Sol que los iluminaba, acompañado de ráfagas de calor que humedecían sus cuerpos siendo este el único líquido presente para saciar la sed. En cuestiones de minutos, los tenía a escasos pasos de mi, los seguía mirando con atención, recorria sus siluetas que entre todas eran muy símilares; hombres y mujeres pequeños, los hombres con camisas largas de colores llamativos, pantalones que tenían como terminación la unión entre tela y Bota, las mujeres, con vestidos de colores de igual manera atrayentes, algunos con vestigiós de la moda, con marcas tipo Nike, Puma, entre unas cuantas mas etc...


En ese preciso momento del paso de la marcha por nuestro lado, ya comenzabamos a entrever que estorbabamos el paso, pero pese a la incomodidad de nuestra presencia, estos continuaban dignamente su trayecto sin ninguna alteración, ni movimiento brusco encontra de quienes estabamos espectantes observando su travesía. Pasaban y seguian pasando, entre grandes alaridos escuchaba decir un gracias a nuestra Cali, y entre aplausos seguiamos a viva voz sus cantares y agradecimientos. Jose me dijo en un momento que mirará en todo el frente de la calle, al voltear mi mirada vi a un pequeño grupo caminar en fila por la avenida, y en el primer puesto de la misma, se encontraba un pequeño llevando entre sus manos una cuerda, haciendo como guía entre las otras cuatro personas que le procedían la marcha. Luego de la primera delgación, continuaron pasando varios grupos indigenas pero que dentro de sus vestimetnas se vislumbraba cierta diferencia, los llamados guambianos llevaban instrumentos y como podían entoncaban canciones, y los que estaban al rededor bailaban al ritmo de lo poco que se podía interpretar en mitad del camino. Tambíen hubo un pequeño en representación de los corteros de caña, y estos llevaban entre sus manos grandes carteleras dicientes de su protesta y de algunas injurias encontra del actual gobierno y por supuesto del presidente Alvaro Uribe.

Después de llevar casi media hora entre la multitud marchante, veíamos ya la escases de la gente en protesta, y consideramos que estaba llegando a su fin, pese a eso, algunos pocos que seguramente se habían ido quedando en el trayecto, continuaban el rumbo, frente a los gritos de animo de una mujer que se encontraba en el puente peatonal que se halla por toda la quinta al lado de Comfenalco. Bienvenidos a Cali ! le gritaba con emoción la señora a los pocos transeuntes que venían quedando en el camino.


A eso de un rato, Jose y yo nos encontrabamos de nuevo solos, entre las calles ausentes y silenciosas que tenían como huella el sudor de aquellos hombres que se disponían a luchar pacificamente por el cumplimiento de sus derechos violados desde hace ya muchos siglos atrás.

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