5/02/2009

Análisis del contexto social y cultural en la obra; La Señora Dalloway de Virginia Woolf

“Ahí nos detenemos; ahí nos quedamos de pie. Rígido, sólo el esqueleto del hábito sostiene el caparazón humano” Virginia Woolf-La señora Dalloway

En este ensayo me interesa analizar una obra de la escritora inglesa Virginia Woolf, tomando en cuenta el contexto histórico en que fue escrita, y la vinculación de ese mismo contexto en la creación de los personajes y trama de la novela Mrs. Dalloway.

En principio, menciono que Virginia Woolf nació el 25 de Enero de 1.882 - en el barrio de Kensington, Londres, en una gran casa victoriana situada en el 22 de Hyde Park Gate - y desde el reconocimiento de la época de su nacimiento, vemos el perfil histórico que envuelve la infancia, crecimiento y madurez de Virginia, que en unos de sus diarios afirma la gran contradicción generacional de la cuál es sometida en su infancia; [i]dos edades diferentes se enfrentaban en el cuarto de estar de Hyde Park Gate. La edad victoriana y la eduardiana. Nosotros no éramos sus hijos; éramos sus nietos (…) Pero mientras que nosotros mirábamos el futuro, estábamos bajo el control absoluto del pasado. Siendo como éramos las dos exploradoras y revolucionarias por naturaleza, vivíamos bajo la férula de una sociedad que nos llevaba 50 años. Éste es el hecho curioso que convierte nuestra lucha en algo tan amargo y violento. Porque la sociedad en la que vivíamos era todavía la sociedad victoriana”. Y todo pese a que la culminación de la “era Victoriana” se cerró con el fallecimiento de la reina Victoria en 1.901. Mas sin embargo, la sociedad Inglesa tenía un modo de vida establecido, que perduró mas allá de la época mencionada como culminante de lo Victoriano.

Cabe delinear que la Era Victoriana fue llamada de ese modo, por el ascenso de la Reina Victoria en 1.837, que represento una de las más altas cúspides a las que ha podido llegar la sociedad inglesa a lo largo de los años, a nivel social, político pero sobretodo en lo referente a lo económico. La era victoriana se inaugura con el lanzamiento del primer ferrocarril -de Liverpool and Manchester Railway- en 1.830, que significó una ascenso económico y apertura comercial. Se vivió entonces una Era prospera económicamente e industrialmente que posibilito que los medianos burgueses o pequeña burguesía mejorará su condición de vida económica. Otro de los rasgos particulares, es que se vivió una aparente conformación patriótica y nacional, se realzaron los valores nacionales por encima de otros países, constituyo un crecimiento de orgullo y confianza entre los ciudadanos. Y todo este proceso de reconocimiento y gran valoración se vio acrecentado según Francois Bédarida - en La Era Victoriana – por los grandes pilares del Victorianismo; La Religión, y el deber moral por encima de todo, haciendo énfasis en el mantenimiento del orden social, y de cumplir hegemónicamente los deberes esenciales establecidos tanto por el puritanismo como por el imperativo del deber ser en esa sociedad. Otro de los pilares, también mencionados por el autor que cité anteriormente, determina a la familia como segundo pilar, estableciéndola como base protector y de recubrimiento y en la que pesa la importancia de la mujer como base angular de la misma. Y por último, el trabajo, establecido como una misión tanto social y de cooperación para el crecimiento económico e industrial, como individual y la relevancia y sobrevaloración que le da la iglesia al trabajo como misión del hombre en la tierra.

Todos estos factores fomentaron esa estabilidad que se mantuvo por grandes décadas en Inglaterra, inclusive pasando por encima de la primera guerra mundial, que no logró desequilibrar ese sistema impuesto desde mitades del siglo XIX, y que con gran énfasis hace referencia Virginia en La Señora Dalloway, porque nos muestra las dos caras de la moneda; la aparente perfección de la era victoriana, y por otro lado, el control desmedido por la moral y religión de la época, imposibilitando un dialogo subjetivo y emotivo entre los habitantes, que debían mantener una autonomía y autocontrol respecto al sistema, para que él mismo perdurase.

Citó esta definición de la moral establecida por la burguesía Victoriana; “ [ii]Para estos burgueses serenos y austeros, no se ha venido a esta tierra para divertirse, sino para cumplir una tarea a la cual son llamados. Los cimientos de la sociedad están hechos de virtudes y disciplina” El autor nos hace entrever el radicalismo extremo a la que fue llevada la sociedad Inglesa, y la invisible repercusión en el individuo, porque uno de sus fundamentos es la minimizar al individuo, convertido por esta sociedad, en un ser hecho estrictamente para el trabajo y que de esta manera el crecimiento económico e industrializado tienda al aumento.

Introduciendo más a fondo en La Señora Dalloway, Virginia nos hace entrever una fecha precisa, que vale la pena abordar para especificar ese contexto histórico. “(…) Un día de junio de 1.923 , y teniendo como premisa esa fecha, en 1.922 el partido laborista que era determinado como oposición a los partidos estándares – liberal y conservador – asumió el poder, y para resaltar ese factor nos encontramos con que su esposo Leonard Woolf era partidario del laborismo.

Y centrándonos mas en la obra, en la Señora Dalloway, –publicada en 1.925 - Virginia recrea en un día la vida de una mujer llamada Clarissa Dalloway, quién es la representación directa del modelo social presente en la época Victoriana, es una mujer que debe cumplir unos roles específicos de su género, ser la ama del hogar y estar al cuidado de su hija Elizabeth. Un rasgo particular de la época que representa la novela es el constante ocultamiento de los sentimientos, un menospreció a las emociones, y una eleva importancia al prestigió social y económico. Clarisa es una mujer aparentemente feliz, satisfecha con su vida marital y posición social, pero tras fondo y es lo que nos deja ver Virginia a través del flujo de la conciencia, vemos a un personaje que recarga sus frustraciones en la preparación de fiestas, que ocultan la sensación de frustración por la relación monótona y simple con su marido Richard, – Ilustre miembro parlamentario del partido conservador - además de vivir con los recuerdos que le atormentan de su juventud y ver en su horizonte venirse la eminente vejez de los años, de los sueños perdidos y de una vida que es simple cortina de humo.

Por otro lado, en la misma novela, hay otro personaje que representa una condición, mas que simplemente una época, estoy hablando de Septimus Smith, un sobreviviente de la guerra que pierde la sensibilidad con el mundo, y específicamente hacía la muerte, este primer síntoma se desembocara en la locura que lo llevará hacía la muerte. Haciendo un análisis a profundidad este personaje no solo representa como dicen algunos críticos de la obra de Virginia una imagen de los padecimientos sufridos por la autora, sino que además de eso, es una muestra de un hecho mas general, la consecuencia de la guerra en aquellos personajes inmersos entre la sangre, la desolación, el abandono de sí mismo en pro de “un benefició colectivo” del que nadie toma partido, es la perdida del sentido humano para poder asesinar a sangre fría al enemigo, todos este tipo de experiencias que acaecerán en una posible locura, o mas bien vendría llamarlo, proceso de deshumanización y de perdida de realidad. Son estas las características que vemos en Septimus Smith, una incomprensión con su realidad y el choque con la realidad hegemónica y estándar a la cuál ya no puede acceder, todo esto terminando en una tragedia, su renuncia a la vida y a esa realidad que le acusa a regresar y comprender el mundo luego de haber vivido esa experiencia que le trastornó. Y mientras esos dos hechos ocurre, en otro lado de la historia, en el mismo día, se manifiestan diferentes personajes representando algunos malestares ocasionados por la época, el contexto que viven y el sometimiento a un sistema que buscando el orden, quiere a toda costa evitar la presencia de emociones que puedan romper con la estructura racional y de aparente brillantez económica experimentada en la era Victoriana mostrada indirectamente en el texto.

Según María Lozano [iii] “(…) Le servirá asimismo para engarzar el discurso personal en el de la tribu al plantear la locura de Septimus como la única respuesta posible a la violencia y agotamiento del discurso oficial” Es Septimus un personaje que contrarresta la posición hegemónica de olvido después de la guerra del 14 de la cuál fue un combatiente sobreviviente. Y la desconexión con la realidad viene a suceder cuando pierde la noción del sentimiento, de la perturbación, y aunque para la mayoría de los habitantes es un suceso natural, para Septimus es la negación a ese sistema deshumanizante que termina ocasionándole la locura que lo llevará después a la muerte. Virginia en esta novela hace énfasis en los aspectos normativos de la psicología, y la normatividad mental se representa en el doctor Bradshaw, que en varias ocasiones le repite a Septimus y a Rezia – su esposa – que la base de la salud es la proporción que hay que mantener a toda costa.

“Gracias al culto que Sir William le rendía a la proporción, prosperaba no sólo él sino que hacía prosperar a Inglaterra, recluía a sus locos, prohibía la natalidad, penalizaba la desesperación, impedía que los ineptos propagasen sus opiniones hasta lograr que ellos también participarán de ese concepto suyo de la proporción (...) Sir William, con sus treinta años de experiencia en esta clase de casos, y con su instinto infalible: esto es locura, aquello es cordura; su concepto de la proporción”. La señora Dalloway – Virginia Woolf

En obra La señora Dalloway, están presentes esos discursos oficiales y hegemónicos, Virginia desmonta y desacraliza estos discursos jugando irónicamente con el lenguaje y los personajes bases de esos discursos – Clarissa Dalloway y Septimus Smith – y son estos los que presentan la contraparte de esos discursos, por un lado, Clarissa inmersa en ese medio burgués y de apariencia, y que la autora nos hace entrever la insatisfacción de este personaje a nivel de lo privado, de lo silenciado, y en el otro extremo, el hombre que ha perdido el supuesto orden de la proporción y ecuanimidad, que no logra identificarse con la realidad que le acusa lo normativo, y es este suceso lo que lo llevará al inminente suicidio, y es la muerte acá como un símbolo de rebeldía, de contraposición de una vida que tiene entre sus gentes la muerte acuestas, no la física, sino la moral y psicológica, la muerte del individuo subjetivo.

[iv](…)Los valores de esta clase construida por cadáveres andantes en la concreta figuración virginiana son, como no podía ser menos, dado el imaginario en que se inscriben, la solidez, la rigidez, la estasis y una absoluta incapacidad de comunicar los sentimientos y la experiencia personal que ya veíamos constituía asimismo – El fracaso – central de Clarissa”



[i] Esta nota pertenece a la colección de memorias, Moments of Being, ed. Por Jeanne Schulkind, Londres, The Hogarth Press, 1985.

[ii] Esta nota pertenece al libro La Era Victoriana, de Francois Bédarida, edición en lengua castellana de 1988, Título original de la obra; “L´ERE VICTORIENNE”

[iii] En la introducción presente en la edición de la Señora Dalloway, Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S. A), 2000.

[iv] En la introducción presente en la edición de la Señora Dalloway, Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S. A), 2000.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen trabajo. Gracias por la información y por tus excelentes explicaciones.